¿Será Donald Trump el protagonista de la III Guerra Mundial? (I)

Guido González

A finales del 2024 se adelantaron muchos hechos que dieron a entender que el 2025 traería muchas malas noticias para la paz. Razones para inquietarse habrá muchas. La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos plantea la urgente necesidad de ajustar las estrategias geopolíticas a nivel mundial. Es el momento de la alineaciones para poder sobrevivir a la avalancha que significa un presidente de las características de Trump. Su verborrea hace que muchos gobiernos deban adaptarse a las nuevas circunstancias, de manera tal que puedan afrontar los retos que plantea el reacomodo del mundo.

El huracán Trump insurge con las acostumbradas amenazas de imponer una supremacía a la fuerza. Los primeros embates han sido contra México y Canadá, seguidos de la guerra en Ucrania y el posible final, no se sabe si feliz o infeliz, dependiendo de a qué lado en te coloques.

La apetencia y la petulancia se hacen presentes, a propósito del Canal de Panamá y de la gran isla de Groenlandia, aduciendo razones de seguridad para el decadente imperio. Trump desea recolonizar al mundo por la fuerza. Gruñe como lobo feroz, sacando pecho como para amedrentar al mundo que no le es sumiso. Amenaza a potencias como Rusia y China, utiliza la paz con un solo propósito de ganar los puntos necesarios para ubicarse en el tope de la espiral del miedo. Pero, a pesar de que habla de paz, su oratoria es de guerra, de confrontación, de violencia imperial, de supremacía. Ese podría ser el mensaje.

Al referirse a Gaza, le envió un ultimátum a la Resistencia palestina y a la insurgencia. Podría destruir a Gaza de un solo tiro. De esta manera adelanta el apoyo de su gobierno a Israel, con esa exaltación al exterminio del pueblo palestino por parte del nazi-sionismo israelí.

Con México y Panamá está siendo bien explícito e incisivo. Recuperaremos el control del Canal de Panamá para asegurar lo que pasa por allí, tocando a China, de paso. La reacción del pueblo panameño no se hizo esperar. Pero la amenaza se transformó en una posible invasión para imponer la decisión.

El presidente recién electo aliñó la polémica declaración sobre la posible anexión de México como otro estado de la Unión, para así asumir el control de las drogas, dando a entender su falta de compromiso para resolver el problema del Fentanilo y otras sustancias. Las provocaciones no se quedaron allí. Pasó a renombrar el Golfo de México como Americano. La respuesta de la presidenta fue tajante, mejor lo llamamos América Mexicana. El nombre Golfo de México está reconocido por varios organismos internacionales, como la ONU, la Convección de los Mares, la Organización Hidrográfica Internacional, entre otros más.

Foto video AdFeeback – CCN

Pero Trump no cesa en sus disparates, cuando luego le lanza otro dardo a la presidenta, siendo aún más ofensivo al vociferar que México está gobernado por los carteles de la droga y por ello hay que intervenir directamente. Otra vez la presidenta le responde que eso no es con su gobierno, sino con el de Felipe Calderón, por lo que está mal informado. No pudo ser más ofensivo en esas alusiones, por lo que cabe esperar otras alusiones contra su país, antes y después de asumir su cargo de capo americano.

Por los carteles de la droga la disputa es, por ese fructífero negocio entre grupos de narcos de Estados Unidos y México. Por ello se avizora una dura relación entre ambos países, conflicto al que hay que agregarle el caso de migrantes latinos que serán expulsados masivamente desde el territorio americano, desestabilizando la región e incluso creándose un grave problema con el déficit de la mano de obra en territorio de EEUU.

La digna respuesta de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, le mueve el orgullo propio tanto que alude a su anexión. Pero terco como es, el nuevo presidente mueve su estrategia léxica hacia el Golfo de México al proponer que debería llamarse Golfo Americano, desatando una ola de protestas y de nuevo objeta pacientemente la presidenta mexicana, debería llamarse el Golfo de México americano, como lo dice la historia y lo reafirma la extensa cartografía existente.

Al hacer alusión a Canadá, Trump lo califica como el Estado número 51, ya que Norteamérica no podría seguir financiando a un gobierno que ahora es más débil, debido a la renuncia al cargo de su primer ministro y con ello creó una crisis política en el Gobierno canadiense, lo cual llevará indefectiblemente a la recomposición de los órganos de poder, pero al mismo tiempo provoca un cambio de gobierno que va a beneficiar a la oposición. Trump pesca en río revuelto y logra parcialmente su propósito de poner en tela de juicio la existencia misma del Estado canadiense.

Como todo un terrófago, igualmente alude a Groenlandia con la amenaza de anexión del territorio americano a la isla, aludiendo razones de seguridad, como preparando el terreno para una guerra de alta envergadura, en la cual estaría directamente involucrado el renaciente imperio. La tibia respuesta de Dinamarca fue interpretada como una debilidad, para eso declaró la independencia de esa gran isla, como dándole luz verde a Trump para cumplir con su propósito. Otras informaciones dan cuenta que se estaría dispuesto a comprarles a Dinamarca, la isla de Groenlandia.

Trump eligió a su gabinete de tal forma que cada uno actuara como el ”látigo castigador” y perro de caza, para asegurar su poder. En el caso de Elon Musk, ya se oyen las protestas y las voces de disonancia acerca de su particular forma de actuar. Para ayudar a Trump, Elon Musk llama a tomar por la fuerza la isla de Groenlandia. Alemania y Francia fueron las primeras en reaccionar señalando que las fronteras son inviolables, pero la propia Dinamarca parece estar de acuerdo en colaborar con Trump, incluso venderla. ¿Cómo puede llamarse eso, sino un acto de fuerza? La fuerza es la unión, parece ser la consigna.

Elon Musk es como un doble de Trump, por su forma de encarar las misiones políticas. Estando en Alemania intervino directamente en la política interna al apoyar abiertamente al partido de la derecha alemana, AFD, aparte de llamar a Olaf School viejo tonto. Ataca de paso al gabinete británico.

También Musk hizo lo propio cuando alborotó a Europa, comenzando por la Alemania del canciller Alef Sholt, tocando de paso a Enmanuel Macron. Señalando al canciller inglés, Frank Steinneir, le espetó que su gobierno es inepto, tirano y antidemocrático y de paso sumó a Pedro Sánchez, el presidente de España en esos señalamientos. Por su parte, Francia pidió la intervención de Bruselas para frenar la verborrea de Musk, por sus amenazas en contra de las democracias en Europa. De tal palo, tal astilla.

En cuanto a Ucrania la cosa viene desde mucho antes de ser electo, casi fue un slogan de su campaña. Las críticas al gobierno de Biden han continuado y con creces. La guerra hay que pararla. Esa declaración aceleró las entregas de armamento y la liberación de millones de dólares para la complacencia de los armamentistas, con el fin la alimentar y continuar la guerra.

Al comisionado Keith Kellogg, el futuro presidente le asigna la tarea de terminar el conflicto en Ucrania lo antes posible, ya que involucra a la seguridad nacional de Estados Unidos y porque se debe salvar a Ucrania y garantizar su seguridad nacional, sin aludir a conversaciones con Rusia acerca de esa situación. Ya antes había sido firme en señalar que acabaría con esa guerra, sin mencionar a Volodomir Zelensky.

El mundo convulso que se recibe en este 2025 tiene como su principal actor al imperio norteamericano, que acomoda situaciones basado en sus intereses políticos y comerciales. Donde hay presidentes, o gobiernos rebeldes o independientes, se propician protestas con el pretexto de democratizar la política local. Las guerras se están librando en varios escenarios, sobre todo el militar, que favorece fundamentalmente a Estados Unidos y las grandes empresas o industrias armamentistas que hacen su gran negocio.

Con información de Al Mayadeen, BBC, HispanTV, Le Figaro, Nueva Sociedad, Público, ABC, CNN, Misión verdad, El País, EOM, Sputnik, RT.

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