¿Somos humanos o qué?

Pedro Estacio

A menos que la locura invada a mucha gente, no es posible comprender como algunos ciudadanos, sujetos políticos (as) y no políticos puedan hablar de democracia, libertad, amor y demás expresiones similares, tanto por los medios tradicionales de comunicación como por las redes través de sus empleados, mientras un presunto ser humano como es el caso de ese que es conocido como Benjamín Netanyauh disfrute asesinando a niños, niñas y demás adultos de Palestina.

Sigo pensando en esa pregunta y no logro captar la respuesta lógica a un asunto tan despiadado como ese. Ignoro si los demás ciudadanos de este planeta llamado Tierra pensarán igual, peor o todo lo contrario a como yo pienso.

Me quito de la mente las situaciones horribles como las conductas torcidas de algunos seres venezolanos como los de la oposición o de otros que cambiaron de apariencia, de ropaje, luego de llorar alguna presunta pérdida y con caras muy sonrientes, ya son como una prenda nueva y vendida.

Por supuesto que aplaudo lo mucho bueno que suele ser hecho en la sociedad, pero también me siento afectado por algunas cosas que suelen acontecer, aunque no deberían, como el fallecimiento de una estudiante a causa de una penosa enfermedad. Tod ello sin contar el padecimiento de los parientes.

Siempre sigo pensando que hay asuntos que no deben suceder, pero si no sucedieran habríamos tenido una Tierra gemela, porque con

tanta gente los viajes habrían aumentado hacia esa región hermana.

Pero debe haber, debe existir, debe ser manejada esa posibilidad que nos vuelva a convertir en seres humanos de verdad. De ser personas mas amantes que simples promotores de imágenes que vendemos a los demás y donde decimos, damos a entender que somos exageradamente inteligentes, que cuando lanzamos besitos por televisión o colocamos corazones en los mensajes de textos, lo hacemos con toda el alma.

Hacia allá debemos ir. Debemos lanzar al cesto de basura mucho de lo que se observa hoy día, como costumbres falsas, conductas que mienten, posturas absurdas, sonrisas que engañan, solidaridades de cartón, abrazos de plástico.

Debe existir una verdadera y real solidaridad humana no solo a nivel nacional, sino internacional, que permita enderezar la cantidad de entuertos y burlas que acontecen minuto a minuto y que son documentadas y filmadas, pero muy a pesar de todo eso, poco nos importa, porque el daño sigue aconteciendo.

No es un asunto de un sujeto mal crecido que ha estado haciendo daño, es una conducta general de tanta indiferencia que las personas suelen ser convencidas de que lo malo es bueno y lo bueno no sirve para nada porque ese es el ejemplo que la sociedad recibe.

El no me importa; me da igual; ese no es es un asunto mío; compete a otros; con tal de que a mi no me enreden es suficiente y asi sucesivamente la indiferencia permea a todo el que ande en la calle y en los hogares. Como dicen algunos, es una garúa(lluvia muy ligera), pero al final empapa mas que la propia lluvia.

Y todo eso es lo que me hace preguntar: ¿Somos humanos o qué?

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